Cómo es el hombre que las mujeres queremos
“Un hombre”
Que no tema a la ternura, que se atreva a ser débil cuando necesite
detenerse,
o recobrar fuerzas para la lucha diaria, que no piense que al amarse lo
derroto o que al amarlo se aniquila.
“Un hombre”
Que me proteja de los demás y de mí misma,
que conociendo mis errores, los acepte
y me ayude a corregirlos.
“Un hombre”...
Que quiera y sepa reconocer mis valores espirituales y sobre ellos
pueda
construir todo un mundo, que nunca me rebaje con su trato.
“Un hombre”
Que con cada amanecer me ofrezca una ilusión,
que aliente nuestro
amor con delicadeza para que una flor entregada con un beso
tenga más valor que una joya.
“Un hombre”
con el que pueda hablar, que jamás corte el punto de comunicación
antes que me atreva a decir cuanto pienso
sin temor de que me juzgue
y se ofenda y que sea capaz de decírmelo todo,
incluso que no me ama.
“Un hombre”
Que tenga siempre los brazos abiertos para que yo me refugie
en ellos cuando me sienta amenazada e insegura, que conozca
su fortaleza y mi debilidad; pero jamás se aproveche de ello.
“Un hombre”
Que tenga abierto los ojos a la belleza, a quien domine el entusiasmo
y ame intensamente la vida, para quien cada día sea
un regalo inapreciable que hay que vivir plenamente aceptando
el dolor y la alegría con igual serenidad.
“Un hombre”
Que sepa ser más fuerte que los obstáculos,
que jamás se amilane
ante la derrota y para quien los contratiempos sean más
retos que adversidad, y que esté tan seguro de su poder
que no sienta la necesidad de demostrarlo a cada minuto.
“Un hombre”
Que no sea egoísta, que no pida lo que no se ha ganado,
pero que siempre haga esfuerzos para tener
lo mejor porque lo ha ganado
.
“Un hombre”
Que se respete a sí mismo,
porque así sabrá respetar a los demás;
que no recurra jamás a la burla ni a la ofensa,
que más rebajan a quien las hace
que a quien las recibe.
“UN HOMBRE”
Que no tenga miedo de amar,
ni que se envanezca porque es amado,
que goce el minuto como si fuera el útlimo,
que no viva esperando el mañana
porque tal vez nunca llegue.
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